Kadiato Diallo/Wolfgang Leumer/Yasmina Pandy

Al igual que en otros países, también en Sudáfrica la pandemia del VIH/SIDA se expande a una velocidad alarmante. El número de personas afectadas aumenta en forma incontrolada. La relación entre la pobreza y el VIH/SIDA es evidente, de manera que la lucha contra la pobreza ha adquirido especial importancia y representa un importante y nuevo desafío para la educación de adultos. Dentro del contexto de un proyecto piloto se desarrollaron especiales programas de educación relacionados con el VIH/SIDA con la finalidad de reducir los efectos socioeconómicos de la enfermedad y combatir la expansión del virus. Hasta el momento el proyecto ha tenido gran éxito. A continuación publicamos extractos de un informe sobre las experiencias del programa elaborado por Kadiato Diallo, investigadora VIH-SIDA, Wolfgang Leumer, jefe de la oficina regional del Instituto de Cooperación Internacional de la Asociación Alemana para Educación de Adultos (IIZ/DVV) en Sudáfrica y Yasmina Pandy, coodinadora del proyecto.

Kadiato Diallo/Wolfgang Leumer/Yasmina Pandy

El Programa de Aprendizaje sobre VIH-SIDA y la reducción de la pobreza

Introducción

El VIH-SIDA es una de las enfermedades que están creciendo con mayor rapidez en todo el mundo, y de manera especial en el África Subsahariana. Se calcula que para el 2005 seis millones de sudafricanos estarán infectados por la enfermedad, y que para entonces ya habrán muerto por la misma 2,5 millones de personas. Esto está llevando a la mayor parte de los gobiernos y organizaciones a explorar vías más eficientes, en términos de costos, para proporcionar atención a la gente que padece SIDA. Una de las estrategias más ampliamente promovidas es la de proporcionar asistencia a las personas en sus propias casas y no tanto en los hospitales, dado que la atención a pacientes internados en hospitales es la forma más cara de prestar atención a la población enferma de SIDA.

En Sudáfrica, como es también el caso en muchos países en vías de desarrollo, no se puede ignorar la relación que existe entre la pobreza y el VIH-SIDA. No es que la pobreza sea la causa del VIH-SIDA, pero en muchos casos empeora la situación. Son muchas las maneras cómo la pobreza puede poner a la gente en un riesgo mayor de adquirir el virus y puede empeorar la situación de las personas que ya están infectadas.

  • Con frecuencia el desempleo y la pobreza obligan a algunas mujeres a emplearse como trabajadoras sexuales.

  • La migración de los varones a las ciudades, a causa de la falta de trabajo en las áreas rurales, a menudo los lleva a cambiar de pareja, incrementando por tanto el riesgo de contraer tanto el VIH como otras enfermedades de transmisión sexual.

  • Una persona que es sero-positiva y pobre suele tener dificultades para acceder a los servicios de salud o a la medicación que se necesita para poder mantenerse saludable por un período de tiempo relativamente largo.

  • Una persona sero-positiva y que además es pobre puede no estar en condiciones de comprar los alimentos y las vitaminas necesarias para mantenerse saludable. Esto puede debilitar a esa persona e incrementar las posibilidades de que se enferme de SIDA.

En Sudáfrica, tanto la sociedad civil como el gobierno han puesto en marcha una diversidad de programas para tratar las demandas y los desafíos que se plantean en torno a esta pandemia. Sin embargo, la investigación ha mostrado que muchos de tales programas son insuficientes en sus contenidos, ya que, o bien tratan sólo un aspecto específico de la problemática del VIH-SIDA, como pueden ser la prevención, la educación y concienciación, la consejería, la atención principalmente doméstica, etc., o bien una combinación de esos aspectos.

Teniendo en cuenta la importancia de que la educación de adultos se relacione con esta difícil situación, en la que se tiene que enfrentar los enormes impactos que tienen en las comunidades, el año 2002 el IIZ/DVV ha sometido a consideración del ministerio que puede financiarla, una propuesta que se enmarca dentro de la recién creada línea presupuestaria para la reducción de la pobreza. El objetivo de esa propuesta era mostrar el papel que podrían jugar los voluntarios/as a la hora de responder a los mencionados desafíos, tanto en las áreas rurales como en los asentamientos urbanos de Sudáfrica. El programa piloto que se ha propuesto pretendía llegar a una muestra de voluntarios/as que podrían ser capacitados/as, siguiendo un modelo integral, para que traten todos los aspectos de la crisis dentro de sus respectivas comunidades. El plan piloto se componía de grupos de voluntarios/as seleccionados e identificados por una serie de ONG en la provincia de Western Cape, en Kwa-Zulu Natal, en la provincia Limpopo, y en Eastern Cape. Más adelante la muestra de beneficiarios debía extenderse para incluir capacitadores o facilitadores/as reclutados a través de las organizaciones miembros de la Red de Educación de Adultos (Adult Learning Network – ALN). Esta extensión resultó posible gracias a la subvención complementaria del Cross Cutting Fund de la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GTZ). En el informe que sigue a menudo distinguiremos entre los voluntarios/as o estudiantes del plan Piloto inicialmente propuesto y el grupo de extensión.

Inicialmente el programa fue conducido y administrado por personal que había sido reclutado por el IIZ/DVV. Sin embargo la propiedad del programa fue transferida a los actores involucrados, de manera que a lo largo del proceso debería ser desarrollado por un grupo de trabajo dedicado a esa tarea y con los auspicios de la mencionada Red de Educación de Adultos. Uno de los más notables aspectos innovadores del programa era el hecho de que la estructuración de la capacitación guardaba relación directa con los requisitos del Marco Nacional de Calificaciones (National Qualifications Framework). Esto significa que los/as estudiantes del programa obtendrían al final del programa una calificación de primer nivel. Con una calificación así en las manos podrían incrementarse las oportunidades de empleo para los beneficiarios del programa, además de que podría facilitarse el desarrollo de la capacitación si se die ra en el marco de un programa acreditado de formación técnica. Los programas acreditados de formación técnica constituyen materiales de construcción para el aprendizaje. Un aprendizaje es un programa que compromete al proveedor, a los/as estudiantes y a los potenciales empleadores (servicios de salud, gobiernos locales y ONG) que podrían necesitar agentes intermediarios competentes en el campo del VIH-SIDA. El 60 % del aprendizaje está orientado al lugar de trabajo. La capacitación necesaria para el aprendizaje es financiada por el Departamento del Trabajo. Los recursos provienen por lo general de las Jefaturas Sectoriales de Educación y Capacitación (Sector Education and Training Authorities – SETAs). A todas esas Jefaturas el Departamento de Trabajo les ha pedido que utilicen parte de sus recursos para asuntos generales de capacitación en VIH-SIDA. La propuesta ha identificado esta disponibilidad de recursos como una vía para asegurar, en el largo plazo, la sostenibilidad del programa. La reducción de la pobreza podría darse, por una parte, como resultado directo para los beneficiarios de la capacitación, en la medida en que conlleva una calificación de los mismos y de esa manera incrementa sus oportunidades de empleo. Por otra parte se emplea el impacto que tendrán su formación técnica y la aplicación de la misma en todos los miembros de aquellas comunidades en las que grupos de voluntarios, u otros agentes multiplicadores, aplicarán sus conocimientos y se convertirán en agentes de cambio y de estrategias de resistencia.

En coherencia con estas y otras hipótesis subyacentes, el programa piloto fue denominado “Aprendizaje sobre VIH-SIDA”.

Lo que el programa de Aprendizaje sobre el VIH-SIDA pretende lograr es enfrentar la pandemia utilizando un enfoque holístico y de desarrollo. Es una respuesta a la necesidad de un programa único y completo de atención de salud, estructurado en torno al VIH-SIDA, para todos los asistentes sociales voluntarios de las comunidades sudafricanas. El propósito era equipar en las comunidades a miles de asistentes sociales voluntarios con una amplia gama de conoci mientos y destrezas que de esa manera los preparen para obtener un impacto perceptible en su propio entorno.

Esto ha llevado al desarrollo de dos programas de formación técnica (skill programmes – SP). El Programa 1 (SP 1) tiene características más teóricas y cubre la información fáctica acerca del VIH-SIDA (su prevención, su transmisión, etc.), así como temas generales de salud, desarrollo y medio ambiente. El Programa 2 (SP 2) apunta más a los componentes prácticos de una asistencia de tipo doméstico. Ambos programas constan de una parte teórica y una práctica. La parte teórica se desarrolla a lo largo de 30 días de instrucción, y la parte práctica en 30 días de trabajo de campo en que los estudiantes ponen en práctica en sus comunidades los conocimientos adquiridos. En particular este componente práctico de la asistencia social será después extendido y desarrollado en relación con la calificación que se expresa en el Certificado de Asistente Auxiliar en Salud (Ancillary Health Care Certificate), que es una calificación de primer nivel acreditada y registrada por la Jefatura de Educación y Capacitación en Salud y Asistencia Social.

Al proporcionar eventualmente una calificación, este programa hace un reconocimiento formal del trabajo de estos voluntarios comprometidos, con lo que no sólo mejora su estatus actual, sino que también aumentan sus oportunidades de conseguir trabajo. La sostenibilidad se garantizará mediante la acreditación del programa por la respectiva Jefatura de Educación y Capacitación en Salud y Asistencia Social, cosa que actualmente se encuentra en curso.

En el año 2003 han tenido lugar dos procesos de desarrollo (piloto y extensión) que han dado como resultado la capacitación de aproximadamente 240 voluntarios y 34 capacitadores en 7 provincias. Más adelante se analizará el proceso y los resultados de su puesta en marcha.

El Programa de Aprendizaje sobre el VIH-SIDA

El Programa de Aprendizaje sobre el VIH-SIDA ha sido diseñado para contribuir a la reducción de los impactos socio-económicos de la pandemia del VIH-SIDA en Sudáfrica y para ayudar a disminuir la velocidad de diseminación del virus. El objetivo del proyecto es capacitar a asistentes sociales voluntarios/as en las comunidades afectadas, tanto de áreas rurales como semiurbanas, en la prevención y atención social del VIH-SIDA, y proporcionarles una calificación. Este objetivo ha sido alcanzado en gran medida, como lo mostrará un breve análisis de las metas específicas.

1. Se ha desarrollado un plan educativo para trabajadores/as sociales en el campo del VIH-SIDA. El programa tiene un enfoque global que apunta al desarrollo y cuyos sujetos son los/as estudiantes a los que se prepara para prestar cuidados de salud en las comunidades, abarcando al mismo tiempo promoción sanitaria, servicios de desarrollo y atención de salud preventiva dentro de diferentes contextos, sectores y organizaciones; todo ello con la intención de lograr una educación básica en temas del VIH-SIDA, consejería, y la atención doméstica de las necesidades de las comunidades meta. El curso, tal como fue puesto en marcha el año 2003, consta de 2 programas de formación técnica y abarca un período de más de 60 días. Cada programa abarca 15 días de actividades de aula y 15 días de trabajo de campo durante los cuales los/as estudiantes aplican en las comunidades los conocimientos recién adquiridos.

2. Las Jefaturas Sectoriales de Educación y Capacitación en Salud y Bienestar están dispuestas a registrar cursos dentro del SAQA (Sistema sudafricano de calificaciones ,South African Qualifications Authority).

Dado que la creación de una nueva carrera podría tardar hasta cinco años y requeriría de un proceso de con sulta y cabildeo, se decidió optar por una convalidación del presente programa con la calificación ya existente de Asistente Auxiliar en Salud. La certificación podría completarse en el tiempo de un año, lo que permitiría la pronta otorgación de un reconocimiento formal del excelente trabajo realizado por los voluntarios/as.

Programma de aprendizaje sobre VIH-SIDA

 


El curso
Este curso está dividido en dos programas de formación técnica. El
programa de Formación Técnica 1 se llama “El VIH-SIDA, mi mundo y
yo”
. El programa de Formación Técnica 2 se llama “Atención de salud
en la era del SIDA”.

Los programas de Formación Técnica
Cada programa de Formación Técnica consta de un componente de
15 días de trabajo de aula y de un componente práctico de 15 días de trabajo de campo (que tiene lugar después de la parte teórica). Cada curso de formación técnica está pensado para un período de 30 días en total.

Trabajo de campo
El trabajo de campo se lleva a cabo después de haber completado la parte teórica. Durante los 15 días de trabajo de campo los/as estudiante tienen que visitar a por lo menos 30 beneficiarios; lo que implica un promedio recomendable de 2 visitas por día. Por cada visita se tiene que llenar un informe de visita, que luego deberá ser enviado al coordinador o al capacitador. A los/as estudiantes se les sugiere un trabajo de campo adicional, como por ejemplo charlas en centros médicos.


3. La abstracción en estándares únicos de los resultados de los materiales desarrollados ha sido parcialmente lograda. La adecuación de los materiales existentes a los estándares únicos de la Certificación de Asistentes Sociales en Salud, a la que se hacía referencia anteriormente, está actualmente en proceso. Un equipo de escritores está desarrollando toda una sección nueva que incluye ayuda vital básica y/o procedimientos de primeros auxilios en casos de emergencia, orientación para la vida, ciencias naturales, etc.

4. El programa se está desarrollando en otras 3 provincias para aproximadamente 300 voluntarios/estudiantes. La puesta en práctica tuvo lugar en 2 fases. El primer grupo Piloto, de 156 estudiantes, fue capacitado a partir de marzo del 2003 (en KwaZulu Natal, en la provincia Limpopo, en Eastern Cape y en Western Cape). A continuación, en agosto del 2004, arrancó la capacitación de los 84 estudiantes adicionales del grupo de EXTENSIÓN (en las mismas 4 provincias, como también en Free State, Gauteng y la provincia de North West). Los socios de Northern Cape no participaron en el programa, tal como se había planificado, debido a que no asistieron al taller de capacitación de capacitadores.

5. Se ha identificado a 12 capacitadores calificados y se los ha preparado en forma intensiva para que desempeñen su rol de ejecutores. En cuanto a los socios del grupo piloto, la selección se limitó a cuatro candidatos que respondieran a los criterios convenidos para la designación de facilitadores. Durante las sesiones de orientación de noviembre del 2003, que duraron 3 días, quedó claro que un total de 20 candidatos carecían de la experiencia en capacitación que se requería para la puesta en práctica del programa. Dos capacitadores renunciaron a sus organizaciones antes de que empezara el programa. La tasa global de deserción en el grupo piloto fue del 47 %. La tasa de deserción en el grupo de extensión, para el que se había seleccionado a dos capacitadores por provincia (en total 14) fue del 14 %. Los candidatos de las diferentes redes de educación de adultos que hay en el país resultaron ser expertos capacitadores. Un capacitador aprovechó la oportunidad para estudiar a tiempo completo, otro capacitador tenía un grupo grande de educación y capacitación básica de adultos, que se estaban preparando para el examen de ingreso, y no participó en el segundo programa de formación técnica (el SP2).

6. Se ha estructurado una red de proveedores. En 7 provincias se ha establecido relaciones con proveedores de servicios. Todos los proveedores de servicios del grupo piloto tienen experiencia en el campo del VIH-SIDA. En el grupo de extensión algunos no la tienen, pero la mayoría de los voluntarios/as de este grupo ya se encontraban involucrados en organizaciones dedicadas al VIH-SIDA. Debido a la extensión del programa, una parte importante del trabajo a realizar, que era cada vez mayor, se tuvo que dedicar a la coordinación y apoyo de los facilitadores, con lo que se pudo consagrar menos tiempo a las redes de extensión. Sin embargo se identificó a varios proveedores de servicios en KwaZulu Natal y en Western Cape. También se estructuró una base de datos de organizaciones comprometidas con el VIH-SIDA. A las organizaciones seleccionadas se las invitará a un taller de orientación, en el 2004, para el desarrollo futuro del programa.

7. Conceptos de PR mediante teatro popular, el Festival de Aprendizaje de El Cabo y los principales proyectos de la GTZ. El programa hizo promoción y exhibiciones en todos los eventos del Festival de Aprendizaje de El Cabo (Learn Cape Festival – LCF). También se realizó una presentación en la Semana de Educación de Adultos (compartiendo un escenario con el Profesor Rybicki) en Bloemfontein, Free State.

8. Un editor comercial produce un manual en inglés para estudiantes y facilitadores.

9. Traducción a tres idiomas nacionales

Estas últimas dos metas se trabajarán una vez que el programa haya obtenido la convalidación del Certificado de Asistente Auxiliar en Salud y esté garantizada la acreditación por la Jefatura Sectorial de Educación y Capacitación en Salud y Bienestar.

Pese a los desafíos que tuvimos que enfrentar a lo largo de la primera fase de implementación, el programa ha sido un éxito indiscutible. Esto ha sido confirmado una y otra vez por los/as participantes, estudiantes y facilitadores, pero también por los representantes de las mencionadas Jefaturas y otros actores involucrados. A los/as estudiantes este curso les ofrece en primer lugar los instrumentos necesarios para que puedan hacer contribuciones prácticas en sus comunidades, y antes de ello en sus propias familias y círculos de amigos. Los conocimientos y destrezas adquiridos hacen que su palabra sea confiable a la hora de enfrentar de una manera concreta los problemas relacionados con la pandemia del VIH-SIDA. Estos voluntarios son mensajeros del conocimiento y de cómo manejar los cotidianos desafíos que representa la convivencia con el VIH-SIDA, cosa tan urgentemente necesaria en esas áreas y que sin embargo a menudo no está al alcance de la población.

Al despertar conciencias, al mejorar la vida de las personas que conviven con el VIH-SIDA, al cuidar de ellas, ayudándoles también a que accedan por ejemplo a instancias de servicios, se ha contribuido de manera notable a reducir la diseminación del VIH-SIDA. Por supuesto no estamos hablando de cambios de un día para otro, pero a la larga el incremento de los conocimientos adquiridos en nuestro programa ha tenido dos efectos de envergadura en las comunidades afectadas.

Resultados del trabajo de campo

El trabajo de campo constaba de dos partes, cada una de las cuales abarcaba 15 días. Cada programa de formación técnica era seguido de 15 días de trabajo de campo. Esto se hizo así por razones organizativas, y sobre todo para aprovechar de la manera más eficiente el limitado tiempo disponible. El trabajo de campo les daba a los capacitadores/as suficiente tiempo para preparar el segundo programa de formación técnica.

Durante los 30 días de trabajo de campo, se les pedía a los/as estudiantes que realizaran un mínimo de 60 visitas (2 por día). Los coordinadores locales de cada provincia seleccionaban a los beneficiarios para el trabajo de campo. En algunos casos los/as estudiantes estaban ya involucrados en el trabajo de la comunidad y tenían sus propios beneficiarios antes del proceso de capacitación. Dependiendo de la planificación de la capacitación en las diferentes provincias, algunos grupos completaron los 30 días de trabajo de campo de una sola vez.

En algunas provincias, en las que la primera parte del trabajo de campo se llevaba a cabo después del SP1, se pudo comprobar que, aunque el sentimiento de retroalimentación general de los/as estudiantes después de la capacitación del SP1 era que se sentían seguros/as a la hora de poner en práctica sus conocimientos en el terreno, en el momento de comprometerse con los desafíos existentes en sus comunidades encontraban que las destrezas técnicas que habían adquirido no eran suficientes para aquellos/as estudiantes que no habían tenido experiencias previas de tipo familiar.

En consecuencia los propios estudiantes recomendaban con insistencia que primero se completara toda la instrucción formal, antes de iniciar el trabajo de campo.

Otros grupos entraron en contacto con centros médicos que creaban una proximidad mucho mayor entre los voluntarios y los beneficiarios de las comunidades.

Con el fin de hacer un seguimiento del trabajo de campo, cada estudiante tenía que redactar un informe completo de cada visita realizada, consignando la fecha y hora de la visita, la condición del beneficiario y las tareas desempeñadas durante la visita (incluyendo también las dificultades con que había tropezado).

Para los beneficiarios se utilizaba nombres supuestos, de manera que se garantizara la confidencialidad. Lo que al mismo tiempo servía también para hacer un seguimien to sobre cómo era visitado y atendido un beneficiario particular y sobre cuáles eran las condiciones del beneficiario entre una visita y otra.

Las discusiones en grupo que se tuvo durante las visitas fueron útiles en el sentido de que permitieron una visión de contexto y facilitaron el avance del trabajo de campo.

A los capacitadores y/o facilitadores/as de cada grupo se les pidió que tuvieran reuniones semanales con sus estudiantes para intercambiar experiencias sobre el terreno y para discutir los problemas que se fueran presentando así como sus soluciones. El personal del IIZ/ DVV recomendaba un mínimo de dos reuniones mensuales. Algunos minutos de esas reuniones se utilizaban para tratar temas que luego eran parte de los informes presentados por los capacitadores/as al final del programa.

Los voluntarios/as mencionaban los serios problemas que tenían que enfrentar en las comunidades. Hablaban de estos problemas para relacionarlos unos con otros, pero iban mucho más allá de lo que es una atención inmediata de salud. Algunos de los ejemplos aducidos por los estudiantes/as incluían datos como los siguientes:

 

 

Con frecuencia la pobreza no permite que la gente disfrute de una buena alimentación, aun cuando haya tomado conciencia de la importancia que eso tiene; remitirlas a centros de salud resulta inútil si no disponen de medios de transporte; no se puede aspirar a una beca si no se sabe cómo aprovecharla o no se tiene un certificado válido de ID;

 

 

para mencionar sólo unos pocos de los problemas con que tienen que lidiar los voluntarios/as.

A pesar de todo, la retroalimentación obtenida a través de la experiencia fue muy válida y positiva. Los voluntarios/as comprobaron que la gente de las comunidades aprobaba y saludaba su trabajo. Si bien muchos de los voluntarios/as son todavía relativamente jóvenes, afirman no tener dificultades a la hora de comunicarse con las personas mayores de las comunidades. Algunos tópicos como la sexualidad y el VIH-SIDA todavía no se discuten con la apertura que sería de desear. En algunas áreas decían que culturalmente no les está permitido a las jóvenes generaciones hablar con personas mayores sobre temas como sexualidad y VIH-SIDA, y que esto en ocasiones les creaba problemas a ellos.

En opinión de los voluntarios/as, los varones parecen constituir un desafío para las asistentes sociales femeninas. Comprobaron que en las comunidades las mujeres suelen tener miedo de sus maridos, y que no acuden abiertamente a centros de salud. Las visitas regulares de los voluntarios/as hacen que los varones (lo mismo que las mujeres) se sientan menos incómodos con el problema.

Otro grupo meta señalado como difícil era la juventud. Comprobaron que en algunas áreas la juventud, que corre un riesgo muy grande, a menudo no toma el problema en serio. En otras áreas, en que los jóvenes voluntarios/as ya estaban involucrados en proyectos relacionados con la juventud y donde por lo tanto son reconocidos y aceptados, fue mucho más fácil llegar a los/as jóvenes y con- Voluntaria en Sudáfrica Fuente: Oficina regional del IIZ/DVV en Sudáfrica vencerlos, por cuanto los mismos pertenecían a estructuras organizadas.

Algunos voluntarios/as mencionaban que como parte de su trabajo de campo habían organizado días de concienciación, por ejemplo en colegios, y así lo reportaban en sus informes sobre las visitas realizadas. Y sentían que estaban bien encaminados porque los profesores de esos colegios los invitaban a que regresaran para desarrollar más programas de educación y concienciación. Los voluntarios/as indicaban que en esos colegios los estudiantes/as se sentían libres a la hora de hablar con ellos/as, y de manera especial la gente de su misma edad, más que sus profesores, y que los mencionados estudiantes afirmaban también que la información que recibían de los voluntarios/as era mucho mayor y más relevante que la que habían recibido antes de parte de sus centros escolares.

Un problema serio que experimentaron varios voluntarios/as era el que se relacionaba con la superstición. Los voluntarios/as mencionaban que con frecuencia tuvieron que llamar a sus capacitadores, o al coordinador, para que trataran con beneficiarios que les respondían a los voluntarios/as con argumentos supersticiosos. Los voluntarios/as indicaban también que con frecuencia pedían ayuda al capacitador cuando se sentían poco capaces de manejar una situación particular de sus propias personas.

Muchos de los voluntarios/as afirmaron que el uso de un uniforme les ayudaría a ser reconocidos como proveedores de servicios más “oficiales”.

En conjunto, de la retroalimentación recibida por los voluntarios/as que habían participado en los grupos de discusión, y de la retroalimentación resultante de las reuniones entre los voluntarios/as y sus facilitadores/as, y de los informes de sus capacitadores, se deduce que reinaba un espíritu positivo entre los voluntarios/as y sus beneficiarios/as, y que los voluntarios/as encontraban que el trabajo que habían realizado en las comunidades habían beneficiado en gran medida a sus comunidades y las había fortalecido.

Satisfacción de los beneficiarios/as

La satisfacción de los beneficiarios/as se midió mediante entrevistas con una muestra seleccionada de 3-4 miembros de comunidades o familias en cada una de las provincias que había recibido servicios de los/as estudiantes. El responsable de la selección era el capacitador y/o coordinador del área. Si bien habría sido deseable que el evaluador pudiera escoger al azar a los beneficiarios, a fin de evitar el riesgo de que fueran elegidos los beneficiarios más satisfechos y de esa manera se reducíera la confiabilidad de la evaluación, ello no era viable desde un punto de vista organizativo.

Se realizó entrevistas en las siguientes áreas:

  • Eastern Cape (grupo de Extensión)

  • Free State (grupo de Extensión) y

  • Provincia Limpopo (grupo Piloto)

La razón de que no se haya realizado entrevistas en otras provincias es que en varias de ellas el trabajo de campo todavía no había empezado cuando los evaluadores llegaron a visitar el lugar.

Algunos grupos tuvieron dificultades para organizar y coordinar su trabajo de campo. En algunas provincias (Gauteng y Limpopo) el trabajo de campo todavía no había arrancado cuando ya estaban avanzadas las negociaciones con los centros de salud locales para el emplazamiento de voluntarios/as. Otra dificultad que tuvieron algunos voluntarios/as era que se vieron limitados a prestar servicios a los beneficiarios/as sólo en las áreas circundantes a causa de las dificultades de transporte. El proyecto no contaba con fondos disponibles para el traslado de los voluntarios/as a áreas alejadas. Con frecuencia estas áreas alejadas son las áreas donde es mayor la necesidad de este tipo de servicios.

En otros casos no existía transporte a las áreas donde se realizaba el trabajo de campo, o se trataba de áreas a las que no se puede llegar en carro. En algunas ocasiones fue la escasez de tiempo la que impidió que los evaluadores realizaran entrevistas.

Finalmente, no se pudo visitar todas las provincias debido a la falta de tiempo y de personal. Como promedio se empleó 30 minutos en cada hogar. En todo caso, o uno de los facilitadores o el director acompañó a los evaluadores para presentarlo y para servir de intérprete.

Las entrevistas se guiaron por las siguientes preguntas:

  • Preguntas introductorias acerca del bienestar, el diagnóstico y las condiciones de vida.

  • ¿Cómo les está ayudando el voluntario/a? ¿Qué tipo de tareas realiza el voluntario/a en beneficio de ustedes?

  • ¿Cómo ha mejorado su vida desde que el voluntario/a los visita regularmente?

  • ¿Qué otro servicio o ayuda requerirían ustedes de su voluntario/a?

Es difícil calcular el número de beneficiarios que son de hecho seropositivos, ya que muchos de ellos no conocen su propio estado, y otros no lo quieren revelar. Ha habido casos en que los miembros de la familia les contaron a los evaluadores que el beneficiario era sero-positivo, mientras el beneficiario mismo lo negaba. Sólo unos pocos informaban abiertamente que padecían SIDA. Los voluntarios/ as se vieron confrontados con enfermedades ocasionales, como la tuberculosis, que eran resultado de la infección con el virus VIH, e incluso en algunas áreas se daban también casos de enfermedades mentales.

En algunas áreas los centros de salud son inaccesibles para la población, en algunos casos porque sus condiciones de salud no les permiten viajar, en otros porque no tienen el dinero necesario para el transporte. En consecuencia los asistentes sociales tienen que tratar una serie de síntomas que nunca habían sido diagnosticados profesionalmente.

En muchos hogares son las mujeres las que, sin ningún otro apoyo, se hacen cargo de las familias (la mayoría niños), incluyendo por lo menos un beneficiario. Desde el punto de vista financiero, lo hacen a partir de uno pequeño subsidio (de vejez o de invalidez). Otros be neficiarios apenas están en condiciones de cuidarse a sí mismos /as. La pobreza es omnipresente. El papel que juegan los voluntarios/as abarca desde la realización de quehaceres básicos de la economía doméstica, como puede ser la compra de víveres (especialmente cuando el beneficiario tiene la movilidad restringida), la limpieza, el lavado de ropa o la preparación de la comida, hasta cambiar vendas y ayudarle al beneficiario a que se lave. Ello incluye también una serie de consejos e informaciones que van de la educación sanitaria a la ayuda para la solicitud de una subvención, como también la mera tarea de escuchar, para mostrarles a las personas que no están solas en sus situaciones o para aliviar la presión a que están sometidas aquellas personas que cuidan diariamente a los beneficiarios/as.

Un cliente decía, por ejemplo, que su depresión había desaparecido desde que conversa regularmente con el voluntario.

Como se mencionaba anteriormente, algunos voluntarios/as de la provincia Limpopo empezaron con el trabajo de campo después del SP1. Las entrevistas realizadas durante una visita de campo después del SP1 mostraron que las tareas desempeñadas por esos voluntarios/as todavía eran sumamente limitadas, ya que ese grupo carecía de experiencia previa en trabajo comunitario.

No era el caso de otros grupos que empezaron con el trabajo de campo antes de completar el conjunto de la capacitación, donde todos los beneficiarios/as afirmaron que su situación había mejorado desde que los voluntarios/as empezaran a ayudarles.

Cuando se visitó por segunda vez el área específica de Limpopo después del SP2, la situación había mejorado de manera significativa, puesto que los voluntarios/as estaban e condiciones de comprometerse más eficientemente en su trabajo de campo, de manera que se podía observar los efectos entre los beneficiarios/as.

Una vez más este punto sirvió para hacer énfasis en la necesidad de completar los aspectos teóricos de todo el curso de capacitación antes de iniciar el trabajo de campo.

En una de las áreas afectadas de la zona de Eastern Cape, una beneficiaria indicaba que obtenía gran provecho de las estrategias de apoyo que ofrecían los voluntarios/as y que van desde normas higiénicas y de salud básica hasta la ayuda para la solicitud de subvenciones, etc. Dado que con demasiada frecuencia son las mujeres las que tienen que hacerse cargo de los miembros enfermos de la familia, al mismo tiempo que se ocupan de ganar el sustento diario, la ayuda adicional procedente de los voluntarios es más que bienvenida y tiene un impacto sumamente positivo. Por una parte elimina muchas tensiones que resultan del cuidado del miembro enfermo de la familia, y por otra ayuda a mejorar la condición de dicho beneficiario.

Los capacitadores/as, que estuvieron muy involucrados en la coordinación del trabajo de campo, a menudo ayudaban a resolver el problema emergente de las dificultades que los voluntarios/as no estaban preparados para resolver por sí mismos. Una mujer que sufría los efectos del SIDA, y a la que los evaluadores acaba ban de visitar, parece que había sido abandonada por su hermana, que apenas contaba con la alimentación necesaria para mantener a su propia familia y había decidido no hacerse cargo de nadie más. En casos como éste se establecía contacto con las autoridades pertinentes.

A pesar de la tragedia que supone este tipo de situaciones, los voluntarios/as empiezan por crear redes con actores clave en las respectivas comunidades y de esa manera elevan la eficiencia de su trabajo.

Recomendaciones

Los actores involucrados en el proyecto hacían las siguientes recomendaciones:

1. Que debería completarse la parte teórica del programa antes de embarcarse en cualquier trabajo de campo.

2. La ubicación de los estudiantes en centros de salud, ONG, hospitales y otras instituciones debería hacerse antes del comienzo del programa. Estos acuerdos deberían negociarse con la municipalidad y el gobierno provincial.

3. Los voluntarios/as deberían contar con equipos de primeros auxilios.

4. Los voluntarios/as deberían tener un uniforme que les dé un estatus ‘oficial’ en sus respectivas comunidades.

5. Que las dimensiones ideales de una clase deberían ser de 12 estudiantes, y en ningún caso deberían superar los 25.

6. Se debería conseguir financiación para el transporte, de manera que los voluntarios/as puedan trabajar en las comunidades más afectadas e infectadas.

Conclusión

A pesar de los desafíos que tuvimos que enfrentar durante la primera fase de su ejecución, el programa fue un éxito indiscutible. Esto ha sido confirmado una y otra vez por los/as participantes, los/as estudiantes y los mismos facilitadores/as, pero también por representantes de las Jefaturas Sectoriales de Educación y Capacitación en Salud y Bienestar, y otros actores involucrados.

Para los/as estudiantes este curso ofrece en primer lugar instrumentos para hacer contribuciones prácticas en sus comunidades, y antes de eso en sus propias familias y círculos de amigos. Los conocimientos y destrezas adquiridos hacen que su voz sea confiable para enfrentar de manera concreta los problemas relacionados con la pandemia del VIH-SIDA. Estos voluntarios/as son mensajeros del conocimiento sobre cómo tratar los desafíos cotidianos que emergen de la convivencia con el VIH-SIDA, lo que representa una necesidad urgente en esas áreas y sin embargo no siempre llega a la gente.

Al despertar conciencias, al mejorar la vida de las personas que conviven con el VIH-SIDA, al cuidar de ellas, ayudándoles también a que accedan por ejemplo a instancias de servicios, se ha contribuido de manera notable a la reducción la diseminación del VIH-SIDA. Por supuesto que no estamos hablando de cambios de un día para otro, sino a largo plazo.

En otro orden de cosas, la calificación en que desembocará este programa, en el futuro próximo, dota a los voluntarios/as de una remuneración que está llamada a mejorar su estándar de vida al incrementar su capacidad de conseguir empleo, lo que por tanto contribuye al mismo tiempo a la reducción de la pobreza.

Una investigación ulterior deberá mostrar hasta qué punto la calificación llevará al empleo laboral de estos voluntarios/as. Otra pregunta que deberá ser respondida en una investigación ulterior, es hasta qué punto estos valiosos servicios prestados a las comunidades podrán ser sostenibles sobre una mera base de voluntariado.

Sistema sudafricano de calificaciones (South African Qualifications Authority)

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